30 años protegiendo el cielo de Canarias

Logo de la campaña de conmemoración del 30 aniversario de la Ley del Cielo. Crédito: Gabriel Pérez Díaz, SMM (IAC).
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Gracias a la aplicación de esta ley, a las excelentes condiciones de calidad de los cielos de Canarias -gran nitidez, alta transparencia atmosférica y escasa nubosidad-, se están sumando cielos cada vez más oscuros y sin tráfico aéreo. Su caracterización y preservación han posicionado a los Observatorios de Canarias entre los mejores enclaves del Planeta para la Astronomía. Otras consecuencias directas son el ahorro energético y económico, así como la reducción del impacto en el medioambiente y en la biodiversidad derivado de un alumbrado inadecuado.

La Ley se aprobó en el Parlamento español el día 31 de octubre de 1988, a propuesta del Parlamento de las Islas, pero hubo que esperar hasta el 13 de marzo de 1992 para conseguir el Reglamento que la regula. Hasta la puesta en marcha de esta Ley, existían ordenanzas municipales previas para proteger los observatorios de Hawaii, que compiten en calidad para la observación astronómica con los de Chile y Canarias. Este paso sirvió de inspiración y referencia a múltiples decretos, ordenanzas y leyes de protección del cielo tanto en España como en otros lugares del mundo.

En esta normativa se establece que el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) emitirá informes preceptivos en los expedientes de solicitud de licencias de instalaciones de alumbrado exterior, emisoras radioeléctricas y establecimiento de industrias situadas por encima de los 1.500 m de altitud. Para llevar a cabo este cometido así como el seguimiento del cumplimiento de la normativa, en enero de 1992 se creó en el IAC la Oficina Técnica para la Protección de la Calidad del Cielo (OTPC) de los Observatorios de Canarias, que fue la encargada de fijar, de forma real, el catálogo de especificaciones técnicas para la minimización del impacto en la contaminación lumínica y consecuentemente para la protección en la calidad astronómica de los observatorios.

Desde que se pusiese en marcha su protocolo de actuación, esta oficina ha realizado un inventario de todos los puntos de luz de la isla de La Palma para detectar las instalaciones más contaminantes. También redactó el primer proyecto de adaptación del alumbrado exterior en esa isla. En primer lugar, se clasificaron todas las instalaciones de más a menos contaminantes y se procedió a la adaptación de las más relevantes en función de la subvención que facilitó el Ministerio de Educación y Ciencia, procedente de la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación a través del Cabildo de la isla de La Palma.

Como consecuencia de este proyecto, la OTPC preveía una reducción de la contaminación potencial local después de las 24h de un 84% y una reducción del consumo energético local del 45%. Además, el efecto de la adaptación de las instalaciones incluidas en esta primera fase sobre toda la isla de La Palma pretendía reducir la contaminación potencial sobre el Observatorio del Roque de los Muchachos después de las 24h hasta un 28%; y disminuir el consumo energético global en alumbrado exterior de la Isla de La Palma un 10%, lo que supondría un ahorro para los ayuntamientos de 8,3 millones de pesetas al año.

Para la consecución de estos primeros objetivos de la Ley del Cielo, la OTPC, compuesta por los técnicos Javier Díaz Castro y Federico de la Paz, informó y asesoró a todas las entidades públicas y privadas implicadas, promoviendo convenios de colaboración con administraciones locales y participando en los comités técnicos y exposiciones internacionales sobre la contaminación lumínica en  las instalaciones astronómicas.

Los cuatro pilares

La ley sobre Protección de la Calidad Astronómica de los Observatorios del IAC abarca cuatro aspectos fundamentales:

Contaminación lumínica: regula la iluminación de exteriores en la Isla de la Palma y la parte de la isla de Tenerife que tiene visión directa desde La Palma.

Contaminación radioeléctrica: establece los niveles de radiación electromagnética para que no se interfieran los equipos y medidas de los Observatorios.

Contaminación atmosférica: controla las actividades que puedan degradar la atmósfera en el entorno de los Observatorios.

Rutas aéreas: regula el tráfico aéreo sobre los Observatorios evitando interferencias por rutas aéreas. Para ello, en el año 1998 se crearon y publicaron dos espacios aéreos protegidos, uno para cada observatorio, que prohíbe el sobrevuelo de aeronaves (excepto tráfico militar y misiones humanitarias). Por eso es raro ver trazas de aviones en el cielo de La Palma y Tenerife.

La Ley del Cielo de Canarias es la única Ley en el mundo que protege estos cuatro aspectos fundamentales para preservar la calidad para la observación astronómica. Esta Ley ha sido también un apoyo fundamental para otros proyectos, como la Iniciativa Starlight, que han nacido con el propósito de difundir los beneficios directos e indirectos, culturales, económicos, turísticos, medioambientales y de calidad de vida que resultan de la defensa de la luz de las estrellas y de la difusión de la Astronomía.

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