El campo magnético de NGC 1624-2, veinte mil veces más intenso que el del Sol, está decelerando su ritmo de rotación
Un grupo internacional de astrónomos, en el que participa Jesús Maíz Apellániz del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y miembro Consolider-GTC del equipo ESTALLIDOS-IAA, publica en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society el estudio de NGC 1624-2, una estrella masiva con el mayor campo
magnético observado hasta la fecha, veinte mil veces más intenso que el
del Sol.
"El estudio de estrellas tipo O -o estrellas con más de veinte masas
solares- resulta fundamental porque, a pesar de su escasez, presentan
una enorme influencia en su entorno", señala Jesús Maíz (IAA-CSIC).
"Son, entre otras cosas, responsables de la existencia de algunos de los
elementos que nos componen. Si decimos que estamos hechos de polvo de
estrellas, habría que aclarar que es en gran parte polvo de estrellas
masivas", concluye.
NGC 1624-2 constituye un ejemplar peculiar: con unas treinta y cinco
masas solares, no solo forma parte de un tipo raro de estrellas masivas
-Of?p, del que solo se conocen cinco-, sino que su enorme campo
magnético parece ser la causa de su lento ritmo de rotación (NGC 1624-2
rota aproximadamente una vez cada medio año, mientras que el Sol tarda
en girar sobre sí mismo menos de un mes).
El campo magnético controla lo que se conoce como viento estelar, un
flujo constante de partículas con carga eléctrica que emana de las
estrellas y que, en el caso de las masivas, resulta particularmente
intenso (pueden perder un 30% de su masa a través del viento a lo largo
de sus vidas). "En una estrella normal el viento se desliga de la
estrella y viaja libremente, pero el intenso campo magnético de NGC
1624-2 genera una zona de influencia magnética (o magnetosfera) que mide
más de once veces el radio de la estrella -explica Gregg Wade, del Royal Military College de Canadá-.
La estrella, al rotar, debe arrastrar todo el viento que se encuentra
en su radio de acción, una enorme cantidad de materia que produce la
ralentización del giro".
Pero no es esta la única consecuencia derivada del campo magnético.
Sabemos que en el Sol buena parte de los fenómenos que observamos, como
el ciclo de once años y lo que se conoce como actividad solar (manchas,
tormentas solares, etc.), tiene su origen en el campo magnético. De
igual modo, el inmenso magnetismo de NGC 1624-2 debe influir en su
dinámica, estructura interna y evolución, y posiblemente con
consecuencias más claras que en otras estrellas, lo que permitirá
completar nuestro conocimiento sobre la influencia del campo magnético
en la vida de las estrellas.
LAS ESTRELLAS MASIVAS
Se calcula que, de los cien mil millones de estrellas en la Vía Láctea,
solamente unas cincuenta mil -una de cada dos millones- tienen una masa
superior a veinte masas solares. Pero, pese a su escasez, las estrellas
masivas tiene una influencia desproporcionada ya que su radiación
ultravioleta ioniza y calienta el gas interestelar, sus vientos lo
barren y sus explosiones crean burbujas enriquecidas en elementos
pesados.
"Estudiar estrellas masivas es como buscar una aguja en un pajar
-sentencia Jesús Maíz Apellániz (IAA-CSIC)-. Hay que analizar muchas
estrellas hasta encontrar una masiva y los sondeos son costosos en
tiempo y en esfuerzo. Aunque se ha invertido mucho de eso en los últimos
años, todavía no hemos conseguido identificar ni siquiera el 10% de las
estrellas de la Vía Láctea de más de veinte masas solares".
El interés por NGC 1624-2 surgió a raíz de un sondeo de estrellas tipo O
llamado GOSSS, liderado por Jesús Maíz Apellániz (IAA-CSIC). "Al
observar la estrella con el telescopio de 3,5 metros de Calar Alto
(Almería), hallamos que no sólo encajaba en el tipo Of?p, sino que
llevaba sus características al extremo; eso nos condujo a realizar una
campaña de observación con múltiples telescopios", señala el astrónomo.
Los datos que han permitido realizar este estudio se tomaron con el
telescopio Canada-France Hawaii (CFHT) en Mauna Kea, Hawai’i, EE.UU., el
telescopio Hobby-Eberly (HET) de Tejas, EE.UU., el telescopio William
Herschel (WHT) en La Palma, el telescopio de 1,5 m de Sierra Nevada y el
telescopio Chandra en el Himalaya, India.
Más información: Nota de prensa del IAA: Descubierta la estrella masiva con el campo magnético más intenso conocido
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