El GTC participa en las observaciones de un objeto a medio camino entre un púlsar y un magnetar El objeto descubierto, Swift J1822.31606, podría ser el
segundo ejemplar de una nueva clase de objetos: los magnetares de bajo campo o baja intensidad
¿Es un magnetar? ¿Es un púlsar? ¿O es un objeto completamente nuevo? Las observaciones de una auténtica armada de telescopios espaciales y
algunos terrestres, entre los que figura el Gran Telescopio CANARIAS
(GTC), han servido para identificar el segundo ejemplar de una rara
especie de estrellas muertas que, sin embargo, giran constantemente
sobre sí mismas a gran velocidad. El objeto descubierto, Swift
J1822.31606, se halla a unos 16.300 años luz de la Tierra, en la
constelación de Sagitario, y cuenta con más de medio millón de años de
antigüedad. Los detalles del curioso comportamiento del objeto aparecen
publicados en el último número de la revista Astrophysical Journal.
Los
magnetares son núcleos muertos de estrellas masivas que han colapsado
sobre sí mismas dando lugar a lo que se conoce como estrellas de
neutrones. Surgen después de que la estrella haya consumido todo su
'combustible' y estallado en forma de supernova. Una de sus principales
características es la intensidad de su campo magnético. De hecho, es el
más intenso que se conoce en todo el universo, unas 1.000 veces superior
al de un púlsar normal. Por eso, cuando se observa su emisión de rayos
X, se aprecia una luz brillante y persistente.
Los púlsares son,
por su parte, estrellas de neutrones. No tienen campos magnéticos tan
intensos como los magnetares pero sí la capacidad de rotar sobre sí
mismos varios cientos de veces cada segundo emitiendo un haz de
radiación electromagnética. Este fenómeno provoca que la luz que nos
llega de ellos sea en forma de pulsos, semejante a la de un faro en
medio de la noche.
Pues bien, el objeto descubierto en este
trabajo, Swift J1822.31606, parece ser un híbrido de ambas categorías
estelares: el esqueleto que gira sobre sí mismo se asemeja a un púlsar
pero, en su interior, el cuerpo esconde un intenso campo magnético
similar al de los magnetares. Es más: este campo magnético interno es
sensiblemente más fuerte que su campo externo. Según los investigadores,
todo hace pensar que podría tratarse del segundo ejemplar de una nueva
clase de objetos: los magnetares de bajo campo o baja intensidad.
El
primer exponente de esta posible nueva categoría, que pone en duda la
categorización vigente hasta el momento, fue descubierto en 2010. La
revista Science dio cuenta del estudio, liderado por la
investigadora del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IECC) Nanda
Rea, quien también ha dirigido la investigación para confirmar la
naturaleza del segundo ‘espécimen’ de este grupo de estrellas. La chispa
que inició los trabajos surgió en julio de 2011: el telescopio espacial
de la NASA Swift tuvo la primera evidencia del cuerpo que ahora se
presenta en Astrophysical Journal (http://dx.doi.org/10.1088/0004-637X/754/1/27).
En
seguida, los satélites espaciales de rayos X Chandra, RXTE, Sazaku y
XMM-Newton comenzaron a monitorizar la estrella desde el espacio. Las
observaciones en el rango infrarrojo, realizadas desde tierra con el
instrumento OSIRIS instalado en el GTC, en el observatorio del Roque de
los Muchachos en La Palma, del Instituto de Astrofísica de Canarias, y
observaciones previas obtenidas con el Telescopio Infrarrojo UK
(Hawaii), corroboraron su extraña naturaleza.
Para el equipo de
investigadores, el descubrimiento de Swift J1822.31606 refuerza la idea
de que esta extraña familia de estrellas tipo magnetar es mucho más
común en el universo de lo que la comunidad científica pensaba.
Más información: Nota de prensa del IAC: Un 'monstruo' magnético con doble personalidad
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