“Contamos hoy con la instrumentación idónea para avanzar confiados en que encontraremos resultados inéditos”

 
Entrevista con Guillermo Tenorio Tagle (INAOE, Puebla, México)

El Profesor Tenorio-Tagle es catedrático del Instituto Nacional de Astrofísica, Optica y Electrónica (INAOE) de México. Su investigación se centra en el medio interestelar, la formación estelar y la actividad nulear en galaxias, así como en la hidrodinámica radiativa.

Es un colaborador habitual del IAC, donde ha realizado varias estancias como profesor invitado. Durante su última estancia en el IAC, en el marco del Programa de Investigadores Visitantes de la Fundación Jesús Serra, Guillermo Tenorio-Tagle ha colaborado principalmente con el grupo “ESTALLIDOS”. El tema central de esta colaboración es la formación estelar y la física que tiene lugar durante la formación de cúmulos jóvenes, masivos y coetáneos, como en los llamados “supercúmulos estelares”, o durante los brotes violentos de formación estelar que observamos en galaxias lejanas.

 

¿Cual cree que será la mayor aportación del IAC en su  investigación?

Con excepción de algunas muy contadas y nefastas excepciones, la mayoría de los científicos, y en particular los astrónomos, hacemos ciencia porque nos gusta, porque lo disfrutamos, porque nos causa placer. Es este enorme placer el que inevitablemente nos lleva a adquirir y tratar de resolver problemas que seguramente poco interesan al común de los mortales en este planeta. Los gozamos, los sufrimos de día y de noche y nos mantienen bien enganchados aún por encima de cualquier relación que mantengamos a lo largo de la vida. No sé cuantos artículos científicos he leído a lo largo de mi carrera, pero deben ser cualquier cantidad, incluyendo aquellos que no sólo he leído sino que también he incorporado a mi ser, pues me los he aprendido. Contribuciones gloriosas en muy diferentes campos, que me han llevado a aprender y entender la realidad. Resulta, entonces, que por suerte se inventaron los congresos, las publicaciones y las visitas a centros de investigación en cada uno de nuestros campos y así tenemos la dicha de convivir, de aprender y de internarnos en campos que pueden aun ser muy diferentes al propio.

Tengo un enorme respeto y aprecio por mis colegas, desde los muy jóvenes que aprenden ahora su campo de trabajo y, claro, por los expertos consolidados que dirigen y muestran el camino, que se lo saben todo, y que bien dispuestos a lograr cada vez más, comunican sin restricción alguna aún la frontera donde están y cómo es que llegaron ahí. Dado el estatus mundial de mis colegas del IAC, no tengo duda alguna de que mi estancia estará llena de nuevas comunicaciones y avances, de numerosos intercambios de aquello que tanto nos gusta, de ciencia al más alto nivel. He de mencionar que con colegas del IAC, y en particular con la líder del proyecto Estallidos, Casiana Muñoz Tuñón, tenemos ya organizado un taller de trabajo internacional para Noviembre próximo, así como el retomar una detallada comparación de observaciones de galaxias HII con modelos evolutivos que he generado con mi grupo de trabajo en México. Esta visita me dará también la oportunidad de discutir con el equipo Estallidos del IAC varios resultados sobre la hidrodinámica del material reinsertado en supercúmulos estelares, que se encuentran listos para su publicación.

La colaboración entre el INAOE y el IAC puede contribuir a definir las estrategias a adoptar para conseguir sus objetivos. ¿Cuales son esos objetivos?

Descubrimientos que nos marquen para siempre, esos son los objetivos. Descubrimientos que nos lleven a una realidad nunca antes imaginada, y que, finalmente, nos permitan empezar a integrarnos con el Todo. Ello naturalmente implica, como reconoce Edgar Morin en su “Tierra Patria”, que tendremos que permitir que el nuevo cosmos penetre en nuestros espíritus, que nos percatemos ya de que no estamos en el centro del Todo, en una Tierra estática y bajo un Sol eterno. Queremos entender cómo se formó todo, cómo evoluciona el Universo, de dónde resultan las estrellas y las galaxias y los cúmulos de estas. Queremos conocer cuál es la estructura a gran escala del Universo y cómo evoluciona y se retroalimenta desde el micro hasta el macro cosmos, cómo fue en su principio y cuál será su fin. Que somos el resultado de la creación y muerte de sus estrellas y de los elementos que de estas se desprenden para dar origen a la vida.

Que quede claro que la estrategia para conseguir nuestros objetivos nos enmarca, a pesar de todo lo dicho, en una esfera de enorme competitividad, en un entorno donde no somos mayoría, aunque por buenos azares del destino contamos hoy con la instrumentación idónea para avanzar confiados en que encontraremos resultados inéditos. Sí, tanto el IAC, su grupo científico y sus observatorios en Izaña (Tenerife) y en el Roque de los Muchachos en La Palma, como el INAOE (México) con su Gran Telescopio (GTM, 50m de diámetro) para observar en ondas milimétricas y el observatorio HAWC dedicado a las altas energías, ambos en La Sierra Negra (Puebla), nos dan aliento para llegar primero, con instrumentación única en el mundo y descubrir y desvelar piezas importantes de este gran puzle que llamamos el Universo. Pretendemos colaborar con propuestas de tiempo de observación tanto al GTC como al GTM con la intensión de tener datos concretos de las fases gaseosas que conforman a nuestras galaxias de baja metalicidad.

Su proyecto se centra básicamente en la formación de estrellas y la física que ha lugar durante la formación de cúmulos jóvenes, masivos y coetáneos como en los llamados “supercúmulos estelares” o durante los brotes violentos de formación estelar que observamos en galaxias con un alto corrimiento al rojo. ¿Podría explicar a los ciudadanos de a pie el valor y las repercusiones que puede tener esta investigación?

El fin de toda investigación astronómica es el descubrimiento. Para ello los expertos tienen que emplearse. Idóneo, en el marco teórico, resulta si se tienen nociones importantes de Física, Matemáticas, Química, Ciencias Computacionales, Métodos Numéricos, etc. Y claro, una buena idea. Éstas últimas desafortunadamente no llegan todos los días, pero cuando llegan, normalmente nos llenan de energía, nos revitalizan y rejuvenecen. Nos sentimos capaces de lograrlo, de entender y, sobre todo, de llegar a descubrir. Un elemento central, obviamente, es el de ser el primero, el lograrlo antes que nadie, tomando en cuenta toda la historia de nuestra civilización. Como se podrán imaginar, el éxito y el fracaso van, en estas artes, muy de la mano y no depende del tiempo (o los años) que le dediquemos a cada idea. En el intermedio, aprendemos cómo se comporta la materia en los casos extremos que analizamos. Aprendemos cuáles son sus límites y cuáles nuestras limitaciones. Por ejemplo, hablando de la formación de estrellas, sabemos que éstas se forman de gas y hasta casi fines del siglo pasado pensábamos que se formaban de manera aislada o en pequeños grupos. Uno de los éxitos del Telescopio Espacial Hubble ha sido el encontrar la más gloriosa representación de la formación estelar en diversos tipos de galaxias. Son los millones y hasta varias decenas de millones de estrellas recién formadas, reunidas todas juntas en diminutos volúmenes (del orden de los 1013-1014 kilómetros). Los denominamos brotes violentos o estallidos de formación estelar o simplemente supercúmulos estelares (SCEs). La pregunta central, aún sin respuesta en este campo, es ¿como apilar tanto material, tanto gas, en volúmenes tan pequeños para que se puedan formar? La luminosidad de estas entidades rebasa, y por mucho, a la de sus galaxias anfitrionas. Contienen muchas estrellas con masas mucho más pequeñas que el Sol y el rango se extiende hasta estrellas que contienen más de cien veces la masa del Sol. Este detalle es muy importante pues las estrellas masivas (todas aquellas con más de ocho veces la masa del Sol) producen ingentes cantidades de energía tanto por su radiación ultravioleta como por sus poderosos vientos, generados al desprender continuamente las capas gaseosas más externas, la piel de las estrellas, con velocidades que sobrepasan los miles de kilómetros por segundo. Más aún, todas estas estrellas al final de su vida (después de algunos millones de años), inevitablemente, se autodestruyen explotando violentamente como supernovas. El impacto de toda esta energía es dramático. La radiación ultravioleta se encarga de generar nebulosas ionizadas de dimensiones que pueden llegar a exceder las de los propios discos galácticos, mientras que la energía mecánica resultado de los múltiples vientos estelares y las explosiones de supernova, estructuran, barren y apilan al medio circundante formando enormes cicatrices galácticas que permanecerán abiertas y evidentes, por lo menos, durante cien millones de años. Son múltiples los cascarones y filamentos gaseosos que terminan enmarcando a los SCEs y en los casos de cúmulos masivos, pueden seguirse fácilmente las rutas por las que el material reinsertado por las estrellas se fuga hacia el espacio intergaláctico.

Eventos aparentemente muy similares ocurren en los confines del Universo, durante la época de formación de galaxias, y para llegar a entender su magnitud e importancia hemos decidido caracterizar a los SCE más cercanos. Queremos saber cuánta energía producen y qué impacto tiene ésta en el medio circundante, tanto como función de su masa, tamaño como a través del tiempo. Supongo que, finalmente, tendremos una verdadera historia de la formación estelar en el Universo, lo que nos llevará a entender cómo es que las galaxias han evolucionado en su tan diversa variedad de formas y tamaños.

Una estancia de seis meses parece muy corta para investigar  objetos que tienen millones y miles de millones de años... ¿Qué le gustaría haber conseguido a su regreso a México?

Es verdad, parece una broma. Aunque desde los inicios, desde Lucy, la africana, nos separan 3.4 millones de años y durante todo este tiempo no hemos estado precisamente  durmiendo. Descubrimos desde tiempos ancestrales el fuego, la rueda, los números, los astros, etc., y particularmente durante el llamado siglo XX llegamos a un desarrollo increíble. Fue entonces que se establecieron los pilares de la astrofísica moderna. Cuando aprendimos cómo es que funcionan las estrellas. Fue entonces que nos dimos cuenta de la desbocada expansión del Universo y gracias a las imágenes del Telescopio Espacial Hubble, hemos inferido la profunda evolución estructural que han sufrido las galaxias desde el día de su formación y a través del tiempo. Todo ello es el mayor de los regalos, es el resultado de nuestra herencia cultural y así hoy, conscientes de la duración de nuestras vidas, que comparada con los trece mil setecientos millones de años de evolución del Universo, parece durar menos que un suspiro, podemos al menos tratar de ubicarnos para entender y aceptar que somos un componente importante y probablemente único, de la historia y evolución del Cosmos. Volviendo a su pregunta, seis meses son en realidad muy poco tiempo si se tratase de iniciar un nuevo proyecto. Esta, sin embargo, no es, ni será, mi última visita. He sido por varios años colabarador del equipo Estallidos lo que nos ha llevado a concretar numerosos proyectos en estrecha colaboración. También, como resultado, son varios los proyectos que tenemos ya armados y bien estructurados, con resultados definitivos que llevarán, durante esta estancia, a nuevas publicaciones. Estas publicaciones y las nuevas ideas, que seguro vendrán a lo largo de mi estancia, serán suficientes para declarar a mi visita como de muy exitosa.

Francisco Sánchez, fundador del IAC, manifestaba este mismo año que a pesar de la escasa inversión en ciencia en nuestro país, hemos pasado de no tener ningún astrofísico en los años 60 a tener el octavo puesto mundial en resultados astronómicos. ¿A qué atribuye esta evolución?

Claramente el despunte sería aún mayor si la inversión en Ciencia fuese más importante, si se generaran nuevos puestos de trabajo en las Universidades y centros de investigación, si se permitiera el desarrollo de más grupos competitivos, en lugar de promover con politicas absurdas el éxodo de talentos que, habiendo sido educados aquí, buscan ahora, por seguridad y estabilidad, oportunidades de vida y desarrollo en otros paises.

El desarrollo de la Astronomía Española ha sido impresionante y se debe a varios factores, pero en lo particular a la visión, tesón y empeño, durante toda una vida, de un  líder excepcional que ha sabido concretar metas muy importantes. Metas como el desarrollo de Izaña y del Roque de los Muchachos. Metas como la fundación de un centro de investigación de vanguardia como el IAC, que cuenta desde hace tiempo con científicos mundialmente reconocidos. Metas como el GTC, el más grande telescopio óptico-infrarojo del mundo, construido casi en su totalidad en España. Un líder que supo aliarse con las grandes potencias para generar así el grupo de científicos de alto nivel que se requiere en todas estas instalaciones. Yo, desde fuera y con el apoyo de toda la comunidad internacional, atribuyo en gran parte todos estos logros y esta rápida y exitosa evolución de la Astronomía Española al trabajo del profesor Francisco Sánchez. Felicidades. 

 

Versión completa de la entrevista publicada en la revista de la Fundación Jesús Serra.

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