Auroras boreales desde Canarias

Imagen de la aurora boreal vista el pasado 10 de mayo de 2024 desde Observatorio del Roque de los Muchachos/ Crédito: Antonio González (Guía Starlight)

En la madrugada del pasado 10 de mayo un maravilloso espectáculo de auroras boreales pudo verse desde algunos puntos del Norte de Europa, la Península Ibérica y, también, desde Canarias. Un espectáculo que nos ha dejado imágenes impresionantes de un cielo nocturno con un resplandor rojizo y magenta.

Pero… ¿Qué son las auroras boreales? ¿Por qué las hemos podido ver desde puntos tan inusuales? ¿Tienen algún riesgo? Respondemos a estas preguntas de la mano de dos de los astrofísicos solares del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC): Héctor Socas Navarro y Marián Martínez González

¿Por qué hemos visto estas las auroras boreales? 

Estos días el Sol ha estado inusualmente activo y lo hemos empezado a notar aquí en la Tierra desde el pasado viernes 10 de mayo con la llegada de erupciones solares originadas, sobre todo, en una región activa que se conoce como AR 3664. Este es un grupo muy grande y muy complejo de manchas solares en el que el campo magnético está muy retorcido y se producen una serie de tensiones que acaban dando lugar a explosiones muy violentas.

Esas explosiones expulsan al espacio material solar, denominado plasma solar, a alta velocidad, a miles de kilómetros por segundo. Estas erupciones son muy energéticas, se propagan por el medio interplanetario y llegan a la Tierra. Precisamente, la localización relativa, ahora mismo, entre nuestro planeta y esta región activa del Sol hace que estemos dentro de su rango de influencia y que la Tierra se vea afectada por las consecuencias de estas explosiones.

¿Qué son las auroras boreales?

Las auroras boreales son el fenómeno que podemos disfrutar como la parte benigna de las tormentas solares que se producen cuando en estas regiones activas del Sol tienen lugar explosiones colosales que liberan una cantidad de energía tremenda, como millones de bombas atómicas detonadas a la vez. Es energía magnética que se acumula y se libera en estas zonas que pueden tener tamaños de 10 o 20 veces el de la Tierra. 

Aurora boreal vista el pasado 10 de mayo de 2024 desde el Gran Telescopio Canarias. Crédito: Grantecan
Aurora boreal vista el pasado 10 de mayo de 2024 desde el Gran Telescopio Canarias en La Palma. Crédito: Grantecan

Cuando en el campo magnético se dan estas explosiones y se libera tal cantidad de energía, se produce lo que se llama una eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés), esto es, la expulsión de una cantidad enorme de plasma, partículas cargadas que se propagan por el medio interplanetario. Si nuestro planeta está en su camino, una parte de esa erupción puede impactar con nosotros y ahí se produce una interacción entre la nube de partículas cargadas con la magnetosfera que envuelve la Tierra. 

Afortunadamente, esas partículas cargadas son atrapadas por la magnetosfera de la Tierra y reconducidas hacia los polos y, por eso, las auroras normalmente se ven en los polos. Las auroras son el resultado de cuando esas partículas entran en nuestro planeta y chocan con la atmósfera generando una luminiscencia que sigue las líneas del campo magnético.

¿Por qué las auroras son de diferentes colores?

Los colores de las auroras se producen por la interacción entre las partículas solares con los átomos que se encuentran en nuestra atmósfera. Por ejemplo, si la partícula interacciona con átomos de nitrógeno, que son los más abundantes en nuestra atmósfera con más de un 70% de ella, la partícula solar le trasmite energía a la partícula de nitrógeno y ésta emite la energía en color rojizo. Si la interacción es con una partícula de oxígeno, que es la segunda partícula más frecuente, la energía se emite en color verde. Solo en casos de eventos muy energéticos como el de este fin de semana, las partículas interaccionan con el oxígeno y la energía se transmite en color rojo.

¿Hay consecuencias para el ser humano?

Esta situación no tiene consecuencias serias para el ser humano aunque sí podría suponer algún problema para las compañías eléctricas o de telecomunicaciones. 

¿Son usuales estos fenómenos?

Una actividad tan intensa como la de estos días no se registra desde hace prácticamente 20 años. Recordemos que ahora el Sol se está acercando al máximo de su ciclo de actividad, que tiene una duración de 11 años. Se espera que alcance su máximo el año que viene. Luego, irá progresivamente a la baja. La actividad que se ve ahora es la esperable para esta fase del ciclo, aunque es relativamente infrecuente la situación vivida estos días. 

¿Se puede prever? 

Parte de las consecuencias más negativas que pueden tener estas tormentas cuando se dan con una intensidad extraordinariamente alta, es algo que, por probabilidad, en algún momento ocurrirá. Por eso, debemos estar preparados, especialmente, mejorando nuestra capacidad de predicción. 

El color rojizo de la aurora boreal se refleja en el espejo del telescopio cherenkov LST-1 en el Observatorio del Roque de los Muchachos. Crédito: Antonio González

¿Este fenómeno ha sido excepcional?

Ha coincidido la tormenta solar de una zona específica de manchas solares con la posición relativa de la Tierra, que son dos cosas difíciles que ocurran simultáneamente y, por eso, ha sido un fenómeno excepcional. Dentro de un mes volveremos a tener una posición similar, por lo que habrá posibilidad de que se den auroras boreales otra vez, pero no sabemos si la región solar seguirá tan activa o estará mucho más debilitada. 

¿Seguimos investigando las tormentas solares?

Este tipo de interacciones es objeto de intensa investigación científica. Es muy importante seguir investigando en este campo para estar mejor preparados de cara a estos fenómenos y evitar o paliar sus consecuencias negativas en la medida de lo posible. Pero, sobre todo, para que podamos tener mejores predicciones y saber qué es lo que va a ocurrir. Este es un tipo de investigación que se realiza muy intensamente en muchas partes del mundo y, en particular, en el Instituto de Astrofísica de Canarias donde trabajamos muy intensamente en el estudio de la actividad solar.