Julio 2015

  • Charles Abbot en 1968, posando orgulloso con uno de sus registros de datos.
    Buscando un sueño imposible
    Charles Abbot intentó medir las variaciones en la irradiancia solar desde estaciones en tierra antes de que los satélites lo hicieran El método científico tiene dos elementos esenciales. El primero de ellos es el planteamiento de una hipótesis razonable de partida y el segundo, su validación mediante la observación o la experimentación. En ocasiones, la hipótesis podrá comprobarse en un corto período de tiempo, con lo cual el científico estará feliz, escribirá artículos, demostrará a los evaluadores su eficacia e incluso recibirá algún premio. Ahora bien, en no pocos casos la observación
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  • Charles Piazzi Smyth en Guajara, frente al Teide, junto a su telescopio (imagen estereoscópica). Créditos: The Royal Observatory, Edinburgh.
    El non plus ultra de las bestias
    Piazzi Smyth en Tenerife: el inicio de las observaciones astronómicas modernas Muchos años después, en su Bronca en la Física, Ortega había de plantearse en qué consiste. ¿El científico debe adaptar sus ideas a los fenómenos o, al revés, adaptar los fenómenos mediante una interpretación a ciertas ideas a priori independientes del experimento? Es el conflicto entre teóricos y experimentalistas. Charles Piazzi Smyth y Jessie Duncan no eran ni lo uno ni lo otro. Se inscriben en lo que podríamos llamar aquí “ciencia aventura”. No al revés, la aventura científica, en la que prima la expedición
    Julio Alberto
    Castro Almazán
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  • Imágenes del impacto de uno de los fragmentos del cometa P/Shoemaker-Levy 9 en Júpiter en 1994 obtenidas con el Telescopio Carlos Sánchez, del Observatorio del Teide (Tenerife). Crédito: IAC.
    Shoemaker-Levy en la memoria
    El 16 de julio de 1994 impactaba en Júpiter el primer fragmento del cometa P/Shoemaker-Levy 9, tal y como los astrónomos habían predicho con un año de antelación. Ojalá el cielo nos volviera a dar un espectáculo como ése… “No sabe uno hacia dónde mirar, si hacia Júpiter o hacia los que miran a Júpiter con un entusiasmo de turistas en un país exótico”. Aunque la frase es de Juan José Millás (EL PAIS, 22 de julio de 1994), me permito asumirla para describir aquella semana de locura colectiva, de insomnio voluntario y de inquietud científica. En efecto, ahora todos hablan del contagio, de la
    María Carmen del
    Puerto Varela
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  • La “rey” Hatshepsut y Seshat tensando la cuerda en Karnak e imagen de la diosa con su signo jeroglífico sobre la cabeza. Crédito: Juan Antonio Belmonte.
    Buscando a Seshat
    La diosa egipcia fijaba la orientación de los templos en el país del Nilo … He tomado el jalón y he asido la maza. He tomado la cuerda de mensurar en compañía de Seshat. Observo el movimiento progresivo de las estrellas. Mi ojo fija su mirada ahora en Meskhet(yu). El dios del tiempo [Thoth] está de pie junto a mí, en frente de su Merkhet. Entonces, he establecido las cuatro esquinas de tu templo. Este texto aparece a menudo escrito en diferentes versiones en las paredes del templo de Horus en Edfu, en el Alto Egipto, cuya fundación data del año 237 a.C. En él se relata cómo el faraón, un
    Juan Antonio
    Belmonte Avilés
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  • Stephane Courteau, profesor de Astrofísica en la Queen’s University (Canadá), durante su charla en el Museo de la Ciencia y el Cosmos (MCC), de Museos de Tenerife. Crédito: Pedro Bento (MCC)
    MATERIA OSCURA: en busca del Premio Nobel
    En el Universo hay más masa que luz. Ello quiere decir que puede haber partículas invisibles esparcidas por el espacio cuyo comportamiento afecta al resto de elementos cósmicos. A estas partículas los científicos las han llamado “materia oscura”, y su detección y posterior comprensión constituye uno de los principales retos de la astronomía moderna. Podría albergar las respuestas a preguntas fundamentales sobre el origen y composición del Universo. Stéphane Courteau es uno de esos científicos en busca de materia oscura. Trabaja como investigador y profesor de Astrofísica en la Queen’s
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  • Izquierda: el astrónomo Clyde Tombaugh, descubridor de Plutón. Derecha: recipiente con las cenizas del astrónomo,  a bordo de la sonda New Horizons (NASA).
    El largo viaje de Clyde Tombaugh
    A mediados de febrero de 1930, el astrónomo estadounidense Clyde William Tombaugh examinaba de forma minuciosa decenas de placas fotográficas en el Observatorio Lowell, en Arizona. Percival Lowell, un excéntrico millonario apasionado por la astronomía, había financiado años atrás su construcción con la esperanza de encontrar respuesta a sus dos mayores obsesiones: hallar vida en Marte –con vana fortuna, puesto que confundió los supuestos canales marcianos con capilares sanguíneos de su propio globo ocular al haber convertido, de forma inadvertida, su telescopio en un instrumento
    Enrique
    Joven Álvarez
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  • Plutón, un planeta menor. Composición artística: Gabriel Pérez (SMM/IAC).
    El patito feo del Sistema Solar
    Dentro de unos días la sonda New Horizons de la NASA llegará a su máximo acercamiento a Plutón, hacia donde lleva viajando más de 9 años. Entonces, fotografiará a este planeta enano con una nitidez jamás conseguida hasta ahora, y el “patito feo” del Sistema Solar se habrá convertido en Cisne… Cuento infantil (escrito el 26 de agosto de 2006) El Sol estaba muy contento incubando a sus planetas y pensando en lo simpáticos y gorditos que pronto serían. A los pocos días nacieron nueve planetas muy hermosos excepto uno, Plutón, tan pequeño que hacía reír a todo el Sistema Solar. Aquel planeta no
    María Carmen del
    Puerto Varela
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  • Ceres en color real observado en 2004 por el Telescopio Espacial Hubble a una distancia de 1, 64 Unidades Astronómicas. Crédito: NASA, ESA, J. Parker (Southwest Research Institute), P. Thomas (Cornell University), and L. McFadden (University of Maryland, College Park)
    La Policía Celeste y el “planeta perdido”
    Año 1800. Seis astrónomos se reúnen en el Observatorio privado de Johann Schröter en Lilienthal, al norte de Alemania. Allí fundan la primera sociedad astronómica y se organiza la llamada Policía Celeste con objeto de encontrar el “planeta perdido”, ya intuido por Kepler en el siglo XVI, entre las órbitas de Marte y Júpiter. Antes de aquella reunión, en 1766, el científico alemán Johann Titius de Wittenberg había establecido una ley a la que no consideró importante a juzgar por el tratamiento que le dio como un simple pie de página en un libro sobre ciencia en general que había traducido. Se
    María Carmen del
    Puerto Varela
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