EL ECO PENSANTE Antes, observaba el Universo como un frenesí que no cesa, polvo de estrella vertido del fenecer humano. Una cuna habitante en almas, cuerpos y corazones, de los que sienten el placer, de los que se pierden entre pieles y arrugas de sábanas blancas, de los que con sus besos cantan al amanecer. Ahora, de niño, levanto la mirada, y recorro ingenuo la mansedumbre viuda que colorea de obscuridad el amargo horizonte. Preguntas encendidas que respiran agónicas en el pecho de las galaxias. Probabilidades inmundas esperando resultados angostos en la habitación del ayer. Fuimos, somos

ARCANOS Por fin es tiempo de reunión. El lugar es el más apartado de entre los que nos movemos, las expectativas son grandes. Llega la noche, es el momento. Rostros irreconocibles en la oscuridad transmiten conocimientos arcanos a los miembros neófitos. Luminarias carmesí guían nuestros pasos. Observadores improbables huirían con temor ante nuestra extraña imagen. Elevamos nuestros ojos al cielo o los bajamos hacia los objetos que portamos, en busca del conocimiento. La emoción que nos embarga adormece nuestro cuerpo que no es consciente del frío. No importan las diferencias, nos hermana la

ION Despegó el ojo del ocular y volvió a la realidad de la fría noche. La taza de café humeaba en la mesa; la luz roja del “Stellarium” llenaba la cúpula. Entonces comprendió lo que llevaba a los astrónomos a dedicar una vida entera a esa íntima contemplación. Su mirada se distrajo en el perfil azulado del horizonte. Inspiró hondo el aire de la incipiente primavera y volvió a sentarse ante el telescopio. Allí estaba, brillante y misterioso. Una emoción lo invadió de repente. No supo si realmente seguía en la Tierra o se había transportado a un mundo remoto. “Microrrelatos cósmicos” es una

EL TESORO El Tesoro, era una piedra ferrosa; la encontró a la orilla del camino que baja hacia el río. –¡Mira, una estrella! –le dijo a su padre, obteniendo solo una sonrisa. "Sueños de pequeño", pensó su padre. Veinte años y aún guardaba su tesoro. Cuando la veía, recordaba que a los ocho años leyó que todas las cosas que lo rodeaban eran materiales formados al mismo tiempo y en el mismo lugar que las estrellas que veía de noche. Hoy, su padre sigue sorprendiéndose del amor y fe que desde niño tuvo por ese pequeño trozo de universo, su universo. “Microrrelatos cósmicos” es una categoría

LA REVELACIÓN DE LA MARIPOSA De pronto me rodeaban miles de mariposas de colores. Colores que nunca vi en esta tierra. Pero había una, extraordinaria, en cuyas alas aparecía el Universo. Cuando la enorme mariposa aleteaba, se movían innumerables estrellas y galaxias dentro de sus alas. Era asombroso. ¿Quién me había elegido para asistir al grandioso espectáculo del entero Cosmos ondeando en una mariposa? Desperté de ese sueño extraño impregnada de perfume a estrellas. Entonces supe que había sido una revelación. Comprendí que era parte de un antiguo universo colosal, regido por un orden

RIGEL Y CABEZA DE BRUJA Ocurrió una vez en la galaxia que nació una niña que brillaba, de un azul tan intenso que cegaba a todo aquel que la contemplaba. Dijo un sabio que brillaba tanto como miles de soles. Creció y aumentó su resplandor, tanto que con verla quemaba. Así que fue aislada. Pero un día apareció una anciana que explicó que no era humana. Las gentes, por miedo, se la vendieron y la bruja voló lejos, fuera del espacio, y con la pierna del gigante Orión chocaron ambas. Quedando así la estrella Rigel alumbrando a la Cabeza de la bruja en polvos transformada. “Microrrelatos cósmicos

EL LEJANO OESTE Su atmósfera sofocante amenazaba toda existencia humana. El confinamiento era la única opción para estar a salvo. Lucía debía orientarse en un planeta que parecía rotar en sentido invertido. Vientos huracanados le impedían avanzar por insólitas calles desiertas. El duelo estaba servido y no había escapatoria para enfrentarse a la gigantesca ola de nubes. Desesperada por intentar llegar a casa, solo encontraría serenidad al observar el cielo, en el lejano oeste brillaba el lucero vespertino. “Microrrelatos cósmicos” es una categoría dentro de nuestro blog “C/ Vía Láctea, S/N”

CIELO OSCURO Aquella noche, Matilde recordó los relatos de su mamá. Le hablaba del cielo y la vida que ahí se movía, con sus estrellas, constelaciones, planetas, la Luna. Se maravillaba al contemplar el cielo oscuro. Al observar el cielo verás que la luz de los astros iluminará tus caminos, le decía su mamá cuando era niña. También encontrarás respuestas en tu vida porque con esa vista pensarás en soluciones, comentaba. Así ocurría porque Matilde sentía calma al mirar esa vida en el cielo y le hacía estar cerca de su mamá cuando viajaba a otros lugares, como esta noche. “Microrrelatos

TRES PEQUEÑOS NOCTURNOS (I) Vi una luna preciosa. Enjugaba sus lágrimas en el telón de la noche y se hacía eco de mi quietud. Javi.V_ “Microrrelatos cósmicos” es una categoría dentro de nuestro blog “C/ Vía Láctea, S/N”. Os invitamos a colaborar en esta sección enviándonos vuestros textos a prensa [at] iac.es (prensa[at]iac[dot]es). En principio, no deberán superar las 100 palabras (sin contar el título), tendrán una temática afín a la Astronomía e irán acompañados de una propuesta de imagen sin problemas de copyright y con sus créditos correspondientes. Publicaremos los mejores microrrelatos tras ser evaluados por

LA IMAGINACIÓN SECRETA DE MI NIÑEZ. ASÍ COMENZÓ TODO Frente al Mar Caribe pasé muchos años mágicos de mi vida. No por sus playas, sino por la oscuridad de la zona donde vivía y se convirtió en mi eterna compañia. Pasaba largas noches viendo la mayor cantidad de estrellas nunca vistas, junto a la banda sonora ideal por los sonidos que emitían las ondas de radio al sintonizarlas manualmente. Para mi, era la conexión secreta perfecta. No podía tener un telescopio, pero sí libros de la biblioteca. Hoy vivo en una Isla rodeada de un cielo limpio y con mucha tecnología, pero tras pasar los años