Dios y la Cosmología ENTREVISTA CON FRANCISCO JOSÉ SOLER GIL

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IVÁN JIMÉNEZ MONTALVO

¿Qué camino le condujo desde la física a la filosofía?

“Empecé estudiando en la facultad de Física, pero me fui inclinando, cada vez más, hacia temas que estaban en la frontera con la filosofía: las explicaciones de la mecánica cuántica sobre si la luz es al mismo tiempo onda y corpúsculo o la teoría de la relatividad y cómo podemos entender nuestra experiencia subjetiva del tiempo, eran cuestiones que me interesaban mucho. Sin embargo, en la facultad de Física insistían en la parte teórica y no en entender el mundo según si esas teorías eran correctas. Así que me pasé a la facultad de Filosofía. Pero allí la gente tenía una desconfianza radical hacia la ciencia. Me sentía muy incómodo. Al final encontré en Alemania, en la Universidad de Bremen, un grupo de gente, físicos y filósofos al mismo tiempo, que trabajaban entre los dos ámbitos.”

¿Desde cuándo la ciencia deja de ser un saber filosófico?

“El divorcio entre las humanidades y las ciencias tiene mucho que ver con la especialización. Como es más difícil dominar distintos ámbitos, uno se especializa en una determinada área y lo que se aleja de ella suena muy extraño. El filósofo ha tenido grandes problemas en los dos últimos siglos. Las ciencias han crecido mucho. Antiguamente, hasta el siglo XVIII un filósofo serio trataba de saber todo lo referente a las ciencias naturales de su época y las utilizaba como punto de partida en sus reflexiones que podían motivar una crítica de ciertos planteamientos científicos de ese momento. Entre ciencia y filosofía había un diálogo. Pero con la explosión de conocimientos es muy difícil seguir el ritmo. Incluso dentro de la propia especialidad hay áreas en las que uno no conoce nada de lo que hacen los otros.”

¿La ciencia se sustenta en dogmas o está abierta a nuevas ideas y planteamientos?

“En toda la investigación científica la línea principal tiende a mantenerse, simplemente porque los investigadores se han formado en esos parámetros y conocen mejor esos modelos. Abrir la mente a una cosa totalmente diferente y empezar una nueva línea es difícil. Cuando uno intenta buscar un modelo alternativo, lo normal es que consiga explicar uno o dos fenómenos con él, pero habrá otras cosas que no encajen. Los modelos hay que construirlos poco a poco. Hubiera sido muy difícil pasar, de repente, de Ptolomeo a Newton. Se necesitan dar pasos intermedios. Por ejemplo, en el paso del modelo de Ptolomeo a Copérnico, la Tierra dejó de ser el centro; en cambio, la idea de que hay una esfera de estrellas fijas de fondo y muchos de los epiciclos de Ptolomeo se mantuvieron. Es decir, el paso del geocentrismo al heliocentrismo fue una gran revolución, pero realmente cambiaba poco. Luego, con Kepler, las órbitas pasaron a ser elípticas, aunque conservó la imagen cosmológica antigua.”

¿La ciencia necesita de la filosofía? ¿Qué función tiene la filosofía respecto a la ciencia cada vez más especializada?

“Muchas de las teorías básicas se crean por inquietudes filosóficas. Si uno considera la ciencia como la tarea de recopilar datos y ajustarlos a un modelo fenomenológico que dé cuenta de ello, ninguna de las teorías importantes de la historia de la física hubieran sido creadas. Todo surge por un intento de descubrir la realidad que se oculta detrás de los fenómenos. Hay bastantes físicos creativos que han hecho aportaciones importantes a la filosofía. Galileo o Newton eran más filósofos que físicos. De hecho, la obra más famosa de este último, donde está instaurada la mecánica clásica, se titula “Principios Matemáticos de Filosofía Natural”, ya que Newton pensó que estaba haciendo filosofía. También se sabe que las preocupaciones de Einstein sobre la teoría de la relatividad eran, sobre todo, filosóficas. O cuando se analiza las discusiones en torno a la mecánica cuántica es difícil distinguir qué razonamientos son de filosofía o cuáles son de física. En el momento de crear una teoría hay siempre una preocupación por cómo es la realidad. Otra cosa es que la ciencia en el trabajo de cada día no necesite la filosofía. Pero llegado el momento, se requiere de un cierto espíritu crítico o distanciamiento respecto a los modelos imperantes. Y esta es la función de la filosofía, plantearse preguntas críticas.”

¿La cosmología es el nuevo punto de encuentro?

“La cuestión del espacio-tiempo o la constitución de la materia son áreas donde la física y la filosofía están muy cerca. Pero la cosmología es uno de los puntos donde más se puede dialogar ya que, si uno se la toma en serio y no sólo como un modelo, tiene muchas repercusiones filosóficas. Preguntarse el porqué del Universo y pensar que éste pueda ser racional no deja indiferente a nadie. Además, un científico siempre estará interesado en saber si los modelos utilizados son una descripción de la realidad o un ajuste de los datos. Hay indicios de que se están añadiendo demasiadas cosas al modelo original.”

Así, ¿puede que la cosmología moderna esté admitiendo entidades fantasmales de las que no tendría evidencia?

“Lo hace simplemente para mantener el modelo; eso es lo malo. Cuando uno empieza añadir parámetros y entidades que no conoce, simplemente porque de esa manera se ajustan los datos para mantener el modelo, ahí empieza el problema. Hay aspectos de la física que podrían estar necesitando una revisión. Aunque esto no significa que el modelo esté equivocado, sino que puede haber partes del proceso, desde la obtención de los datos hasta la interpretación cosmológica, que sean erróneos. Aunque el hecho de que haya muchos parámetros da que pensar que a lo mejor el modelo no es tan correcto como se pensaba hace 20 ó 30 años.”

¿La cosmología es, por lo tanto, una ciencia incompleta?

“Cualquier teoría científica es incompleta. Siempre quedan problemas abiertos, si no no se hubiera desarrollado la física. Cuando se formuló la mecánica clásica de Newton daba la impresión que se había hecho un gran avance, pero había cosas que no encajaban: órbitas que no eran exactas, aspectos del movimiento que no se explicaban bien… La evolución en ciencia se produce porque nunca se terminan de explicar todos los fenómenos. Que en cosmología queden datos sin explicación y puntos abiertos no es raro, es el propio proceso de la investigación. La cuestión es saber si la evolución que se está produciendo a partir del modelo que se tiene debería llevarnos a pensar que hay que sustituir el modelo o si las dificultades son normales y no hay de qué preocuparse.  Por ejemplo, si encontráramos determinados datos que no se correspondieran con el modelo de la evolución de las galaxias o con la gran explosión, deberíamos preguntarnos si eso es un problema del modelo que tenemos y habría que ir más lejos en la determinación de las constantes cosmológicas, o bien es algo normal y podemos interpretar el Cosmos de forma realista. El problema de la cosmología es que depende de otras muchas partes de la astrofísica que no están bien establecidas.”

¿Y cuál puede ser el siguiente paso en la determinación de un modelo sólido?

“Mientras haya parámetros que tengan que ajustarse al modelo sin una base sólida habrá un cierto malestar entre los investigadores a estar abiertos a novedades. Hay mucha gente que se queja de que hay un sistema científico que orienta todo en una sola dirección. Eso es inevitable y ha pasado siempre. La cosmología solamente podría evolucionar si consigue reformar el modelo, por ejemplo, si se pudiera sustituir la teoría de la relatividad, que sirve de base al modelo de la gran explosión, por otra teoría de gravitación que resultara más adecuada y pudiera emplearse sin romper el marco establecido, o bien, si se desarrollara una física de partículas que nos llevara a un determinado modelo de la materia oscura que realmente pareciera sólido. Posiblemente, el modelo que estamos manejando no será el definitivo.”

¿Encontraremos aspectos sorprendentes en el futuro que nos obligarán a reorganizar nuestro conocimiento?

“La cosmología ha ido cambiando. El punto final de la física no se alcanzará nunca. Cada vez que cambia un modelo queda un poso del conocimiento anterior. No se puede saber hasta cuándo se va a mantener una cosmología. El modelo de Ptolomeo, que duró mil años, no era del todo falso ya que suponía un orden de los planetas que era correcto. Luego resultó que el movimiento de planetas no era circular sino elíptico. Pero no era un cambio radical. Este tipo de construcciones estaban más cerca de lo que se veía a simple vista que los modelos actuales. Si pasáramos de la cosmología actual a otro modelo, lo normal es que también se mantuvieran algunos rasgos. Por ejemplo, de la teoría de la expansión del Universo puede que heredemos la idea de un Universo dinámico en lugar de estático. Pero no creo que se vaya a producir una revolución que cambie todo de la noche al día. Si la cosmología toma otra dirección será porque, poco a poco, la gente irá dándose cuenta de que los modelos son demasiados artificiales, debido a los añadidos que se han ido poniendo, e irá reformándolos parcialmente.”

¿Hay una influencia metafísica o religiosa en la elección de los modelos cosmológicos?

“Sin duda. Una perspectiva religiosa o atea favorece un determinado modelo. Por ejemplo, gran parte de los que defendieron el modelo estacionario lo hicieron desde una perspectiva muy militante, querían un modelo que no incluyera la gran explosión porque recordaba la idea de la creación. No había una intención, pero sí una motivación. Por otra parte, la idea de concebir el Universo como una entidad racional conecta fácilmente con la teología. Pero, si bien es posible que los cosmólogos se hayan inclinado por un modelo o por otro según sus inclinaciones religiosas, no todo los cosmólogos han estado motivados por este tipo de cuestiones. Por ejemplo, el propio Lemaître, que era sacerdote, fue quien tuvo la idea original de la gran explosión; sin embargo, se negaba a pensar que era una explicación física del relato de Génesis. En la historia de la física muchas motivaciones confluyen a la hora de decidir una línea de pensamiento.”

Pero la religión y la ciencia parecen cosas incompatibles.

“En absoluto, prácticamente todos los fundadores de la ciencia moderna eran personas religiosas o muy interesados en la teología. Kepler fue físico por casualidad ya que iba para pastor luterano y toda su vida mantuvo sus creencias religiosas. Newton, el fundador de la mecánica clásica, era un hombre apasionado por la filosofía y tenía muchos más libros de teología en su biblioteca que de física. Galileo también era un hombre interesado en polémicas teológicas a parte de cuestiones científicas. Es decir, se puede ser científico y religioso. La ciencia está subordinada a su contexto histórico; si la época tiende más a la religión o al ateísmo, es lógico que encontremos más científicos de esas posturas. Por ejemplo, en el inicio de la ciencia moderna jugó un papel muy importante la idea de que siendo el Universo creación de una mente racional, el Universo era racional. Y este es un punto de vista claramente teísta.”

¿La cosmología ha supuesto un renacimiento de la teología en manos de científicos?

“Los éxitos de la cosmología se orientan hacia planteamientos teístas. Hasta el siglo XVIII no se concebía el Universo como un todo. Sólo se estudiaban los objetos particulares de la experiencia y no había un objeto que englobara el Universo entero. Preguntarse por la causa del Universo no tenía sentido. Este es el planteamiento del materialismo. En el momento en que la ciencia proporcionó un modelo del Universo descrito como un sistema físico cualquiera, reaparece la pregunta sobre el porqué de su existencia. En este marco, la explicación teísta parece encajar mejor.”

¿Y cómo logra el teísmo dar explicación sobre la causa del Universo?

“Tiene que ver con la cuestión de la racionalidad. Buena parte de los científicos tienen el convencimiento de que la ciencia es búsqueda de la verdad. Sin embargo, desde un punto de vista materialista, es difícil llegar a la conclusión de que el hombre es capaz de conocer la realidad. El proceso evolutivo que conduce hacia la inteligencia tiende a producir eficiencia, no verdad. Es decir, la evolución nos ha dado una inteligencia que nos es útil para adaptarnos al entorno pero no para conocer la realidad; y el conocimiento verdadero no tiene por qué ser de utilidad. En cambio, desde un planteamiento teísta es más lógico que el resultado final del proceso evolutivo sea la capacidad de conocer la verdad. Si pensamos que no solamente tenemos un conocimiento útil, sino que podemos adentrarnos en aspectos de la realidad completamente ajenos a la adaptación al entorno, como construir modelos cosmológicos o de física de partículas, tendríamos que pensar que la evolución es un proceso dirigido en esa dirección y no aleatorio: hay una racionalidad en el Universo y nosotros participamos en ella. Pero ninguno de estos planteamientos proporciona argumentos determinantes.”

Pero después de tantos años dedicados a la física y a la filosofía, alguna conclusión tendrá. ¿Qué ha aprendido a cerca de Dios y el Universo?

“La filosofía ha sido siempre un intento de entender a Dios. La belleza de la naturaleza y la matemática que la describe da que pensar que hay un componente racional que se deduce desde la misma ciencia. Ésta es la idea del ajuste fino del Universo según la cual nosotros también importamos en el plan del Universo. Hay una concordancia satisfactoria entre lo que nos dice la teología occidental sobre el Universo como creación o el hombre como imagen de Dios y lo que podemos encontrar en lo modelos científicos que manejamos ahora mismo. Pero es tan sólo un argumento; la teología se sostiene por otros convencimientos que no tienen que ver con la ciencia, así como tampoco la ciencia necesita tener en cuenta la religión para realizarse, aunque puede haber concordancias. Es un tema difícil que requiere tiempo para establecer argumentos. Por eso, he editado recientemente un libro, Dios y las Cosmologías
Modernas
, en el que he reunido los trabajos de distintos físicos, matemáticos y filósofos en torno a esta cuestión.”

Entonces, ¿sostiene una posición teísta respecto la cosmología? ¿Cree que hay una intencionalidad en el Universo a favor del hombre?

“Los que argumentan que las condiciones del Universo están orientadas para que haya vida inteligente como nosotros no quieren decir que el Universo esté solo para eso. Puede tener muchos fines. El libro que desató esta idea en los 80 fue Principio Antrópico Cosmológico, de John D. Barrow. Presentó muchos casos de ajuste fino que luego se han visto que no eran argumentos bien definidos. Sin embargo, algunos se han mantenido y se añadido otros. Hay gente que piensa que es especulación, pero yo creo que, cuando uno analiza las leyes de la física, es natural y legítimo preguntarse si cualquier otra constante valdría. Yo creo que el marco teísta clásico encaja mejor con algunos resultados de la ciencia que la perspectiva materialista. Aunque no sabría decir qué argumentos en esa dirección son más sólidos. Hay muchos puntos concretos que discutir.”

¿Sigue haciéndose preguntas en las noches estrelladas?

“Yo era aficionado a la astronomía y salía a menudo con mi telescopio, pero desde que estoy en Alemania, como hay siempre nubes, ya no miro el cielo. Es un lástima que con la contaminación lumínica ya no se pueda ver el cielo; es una de las cosas que más da que pensar.”

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