El error de Betelgeuse

La constelación de Orión, fácil de reconocer en el cielo invernal, en la que destacan las cuatro estrellas de las esquinas, siendo la más rojiza, en la parte superior izquierda, la supergigante roja Betelgeuse. Fotografía realizada a partir de una imagen
Fecha de publicación
Autor/es
María Carmen del
Puerto Varela

Como sucedió también con términos griegos y latinos, algunos términos árabes actuales usados en Astronomía son el resultado de malentendidos o de errores en la traducción y en las sucesivas transcripciones que se hicieron de ellos. Sin embargo, son palabras que ahora están firmemente arraigadas como para eliminarlas o corregirlas.

Un ejemplo de que la forma de escribir los nombres de las estrellas, y su traducción en idiomas extranjeros, especialmente en árabe, varían de una fuente bibliográfica a otra es la estrella Betelgeuse, de la constelación de Orión.

Esta estrella es Orionis, de la constelación de Orión. Con este nombre hubo un error de traducción al pasar del árabe al latín. Debería ser Yedelyeuse, en lugar de Betelgeuse: “la mano”. Hoy existen varias ortografías diferentes de este término, como explica Paul Kunitzsch (*). Así, en alemán por ejemplo, todavía se usa Beteigeuze, como resultado de un error de impresión (cambio de la “i” por la “l”) en una edición de la obra Uranometría, de Johannes Bayer.

En la nomenclatura árabe antigua, esta estrella fue yad al-jawza, que significa “la mano de Orión”, mientras que en la traducción árabe que se hizo del Almagesto fue mankib al-jawza, que significa “el hombro de Orión”. De ahí que en muchos tratados latinos se recogieran términos como Mancamalganze y Malgeuze para referirse a esta estrella.

Los astrónomos europeos, sin embargo, adoptaron el nombre que apareció en París en una tabla estelar de John of London. Aquí era la estrella número 13, casi correctamente llamada Bedalgeuze. El traductor había cometido un error poniendo una “b” al principio en lugar de una “y”, leyendo mal la palabra árabe yad, “mano”, por bad, que no tenía ningún significado. Había pasado por alto un punto bajo la letra árabe inicial. Dos puntos significan “y” y uno significa “b”, aclara Kunitzsch.

En 1600, Joseph Scaliger cambió la pronunciación latina de Bed por Betelgeuze y consideró Bet- como la transliteración de un asumido bat árabe, que significa “axila”. Sin embargo, la palabra no existe en esta forma: su pronunciación correcta es ibt (plural abat).

Tenemos pues dos explicaciones erróneas, introductoras ambas de la pronunciación moderna con “t” en lugar de “d”.

Bayer asignó esta forma para a Orionis (aunque es Rigel y no Betelgeuse la estrella más brillante de esta constelación) en su Uranometría y ahora es la forma más común.

Según Kunitzsch, ha habido muchas otras explicaciones del nombre, todas ellas equivocadas excepto la de Thomas Hyde, quien se refirió a las palabras árabes yad al-jawza en la página 46 del comentario a su edición del catálogo de estrellas del astrónomo persa Ulugh Beg (1394-1449), pero todos los autores lo han ignorado hasta fecha reciente.

Un error similar lo encontramos en otra estrella también de la constelación de Orión: el nombre árabe original de Alnilam puede aparecer como Al Nitham, Al Nathm o an-nizam.

 

(*) KUNITZSCH, Paul, y SMART, Tim. Short guide to modern star names and their derivations. Otto Harrassowitz. Wiesbaden, 1986. Pág. 7.