El Sol desata una tormenta geomagnética excepcional que podría hacer visibles auroras en latitudes inusuales

Eyección de masa coronal. Crédito: NASA/GFSC/SDO

Una fulguración solar de gran intensidad provoca una tormenta geomagnética severa y un raro evento de partículas

El pasado 11 de noviembre, a las 10:04 hora canaria, el Sol emitió una potente fulguración de clase X5, una de las más intensas registradas en este ciclo solar. El fenómeno se originó en la región activa 4274 y vino acompañado por al menos dos eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) que fueron lanzadas directamente en dirección a la Tierra.

Estas eyecciones se desplazaron a gran velocidad y su impacto se produjo antes de lo previsto, desencadenando una tormenta geomagnética severa, catalogada como nivel G4 en la escala que clasifica la intensidad de este tipo de fenómenos. Según las previsiones, la tormenta geomagnética podría mantenerse activa durante los próximos días.

Uno de los más intensos en 20 años

El impacto de estas eyecciones de masa coronal está generando auroras visibles en latitudes relativamente bajas y además está ocasionando fuertes perturbaciones del campo magnético terrestre”, señala Héctor Socas Navarro, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y director de la Fundación Telescopio Solar Europeo (EST).

“Lo más extraordinario de este suceso es que ha generado un evento de nivel de suelo, conocido como GLE (Ground Level Enhancement)”, destaca Socas Navarro. Este tipo de fenómeno ocurre cuando las partículas solares son tan energéticas que, al interactuar con la atmósfera terrestre, provocan una cascada de partículas secundarias que llegan hasta la superficie y pueden ser detectadas por estaciones de neutrones en todo el mundo.

Los GLE son extremadamente raros, solamente se producen unos pocos en cada ciclo solar de 11 años, y para que se produzcan se necesitan que choquen con la Tierra protones acelerados muy energéticos a cientos de megaelectronvoltios procedentes del Sol”, explica el investigador.

La combinación de la fulguración de clase X5 y las eyecciones de masa coronal ha dado lugar a un GLE comparable al ocurrido el 13 de diciembre de 2006, uno de los más intensos de las últimas décadas. Aunque todavía se están analizando los datos, según Socas Navarro, todo indica “que este evento se sitúa entre los de mayor magnitud en lo que respecta a GLE y uno de los más importantes de los últimos 20 años”.

Sin efectos graves en la vida cotidiana

“¿Qué significa esto? Para el día a día no esperamos un gran impacto directo en la vida cotidiana, pero como siempre, conviene estar atento ya que puede tener efectos en sistemas navegación, comunicaciones de alta frecuencia, satélites, radiación en vuelos de vuelos circumpolares, etc. Todo ese tipo de efectos habituales pueden darse y hay que llevar cuidado”, advierte el físico solar.

Desde el punto de vista científico, este episodio ofrece una valiosa oportunidad para estudiar los mecanismos de aceleración de partículas en el Sol y su interacción con el entorno terrestre. Y para los aficionados a la observación del cielo, estos días podrían brindar la oportunidad única de contemplar auroras sin necesidad de viajar a latitudes polares. “No hace falta irse a Noruega estos días para ver auroras. Aparte de eso, no debería ser nada que tenga un gran impacto sobre la vida cotidiana, pero científicamente es muy interesante”, concluye.