JUAN CRISPO PERDOMO: “La Palma tiene un nombre gracias al Observatorio”

Juan Crispo junto a su camión de transporte de agua potable en el Observatorio del Roque de los Muchachos. Crédito: José Crispo
Fecha de publicación
Autor/es
Iván
Jiménez Montalvo
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Testimonios de palmeros vinculados al ORM

Juan Crispo Perdomo es natural de Garafía y ha trabajado para el Observatorio del Roque de los Muchachos como aguador durante casi 40 años. Aunque esta tarea la realiza ahora su hijo, Crispo sigue dirigiendo la empresa que, además del suministro de agua, ofrece otros servicios de transporte. Desde 1979 a 1987, fue el primer alcalde del municipio de Garafía en democracia, así como el cofundador de Bodegas Perdomo que produce la marca de vino Piedra Jurada y que actualmente dirige su sobrina. Hasta 2019 y durante 16 años, ha sido el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos La Palma.

¿En qué consiste el trabajo de aguador para el Observatorio?

Arriba, donde está el Observatorio, no hay agua ni manantial. Así que hay que subir el agua en camiones. Esta agua es de galería, pero tratadas por el servicio del Ayuntamiento de Garafía y con un permiso de Sanidad. Nuestro compromiso es tener el agua allí, no tenemos ningún límite horario. Incluso hemos salido de noche porque hacía falta agua debido a alguna avería. Recuerdo, por ejemplo, cuando, el día antes de que el Príncipe viniera a poner la primera piedra del Grantecan, tuvimos que estar subiendo toda la noche agua para humedecer la carretera del desvío al telescopio porque no estaba asfaltada y se levantaba polvacera. En 40 años de servicio, la relación comercial con el Observatorio ha sido excelente.

¿Cuándo empieza a suministrar el agua al Observatorio?

Desde los inicios, en el año 1979, cuando comienzan las obras de construcción del Observatorio. En ese momento, aún no trabajábamos para el IAC, sino para las empresas que estaban construyendo los telescopios. Pero mi relación con el Observatorio empezó incluso antes, cuando vinieron los primeros astrónomos para reconocer el lugar y ver si instalaban los telescopios. Eran suecos y alemanes, aunque luego los alemanes se fueron. Se quedaban en unas casetas de piedra y había que subirles la comida en mulo. Nosotros preparábamos las cosas y se las dábamos al arriero para que se las llevara arriba. Aún me acuerdo de esa época.

¿Cómo eran las comunicaciones y el transporte en los inicios?

En esa época era muy difícil porque no había carretera asfaltada. Existía una carretera de tierra que durante los inviernos era casi intransitable y teníamos que retirar con palas o llamar a las máquinas quitanieves. No había comunicación, teléfonos, no había nada. Hemos tenido días difíciles.

¿Recuerda algún momento especialmente complicado durante aquella época?

La gente que trabajaba arriba lo hacía a veces en condiciones difíciles. De hecho, una vez me encontré con unos trabajadores que estaban haciendo unos sondeos. Tenían la comida y el material para dormir cubierto con una plancha de zinc. Pero no estaba bien amarrada y por la noche un vendaval se llevó todo lo que tenían. Cuando llegamos, estaban a la intemperie, muriéndose de frío. Estaban tan congelados que algunos ya ni hablaban. Los subí al camión y me los llevé a un campamento que teníamos con cocina y comedor. Eso fue en los años 82 u 83, cuando todavía no estaba la carretera asfaltada ni las obras estaban terminadas. Por supuesto, con esas condiciones, también había averías y se rompían los camiones, especialmente, los que subían áridos.

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Juan Crispo suministrando agua al Observatorio del Roque de los Muchachos. Crédito: José Crispo

¿Cómo han cambiado las condiciones de acceso al Observatorio desde entonces?

Si comparamos el servicio que hacíamos al inicio con el de ahora, es como de la noche al día. Ahora todo es diferente. En el año 1985 se asfaltó la carretera de Santa Cruz de La Palma y al año siguiente se hizo la de Garafía, aunque la carretera ya existía. Eso mejoró mucho el transporte. También, cuando se construyó la Residencia, ya no era necesario subir todos los días, porque tenía capacidad suficiente para almacenar agua durante periodos largos. Y ha mejorado mucho el servicio, en especial, en calidad del agua e higiene, con análisis rutinarios, cubas de acero inoxidable, etc.

Usted también ha sido alcalde de Garafía, entre 1979 y 1987. ¿Cómo fueron las relaciones con el Observatorio en aquel periodo?

El Observatorio se construyó estando yo como alcalde. De hecho, las primeras licencias las dimos nosotros. Lo recuerdo como un momento muy difícil. El terreno fue cedido por el alcalde anterior, pero para construir el Observatorio tuvimos que conceder las licencias. Recuerdo que en las primeras licencias no pudimos cobrar el canon porque no había ni ordenanza.

¿Cree que el Observatorio es beneficio para la Isla?

Yo creo que La Palma tiene un nombre gracias al Observatorio. Está muy claro: la Isla es conocida internacionalmente por su Observatorio. La ciencia y la tecnología que se hace no solo genera muchos puestos de trabajo, sino que también es bueno para el turismo; todo el mundo que viene a La Palma sube a ver el Observatorio del Roque de los Muchachos. Es uno de los sitios más visitados de La Palma. De hecho, se debería aprovechar mejor este recurso. Faltaría ya tener listo el Centro de Visitantes. Se debería haber construido, al menos, hace 15 años.

¿Le gustaría que el TMT se instalara en La Palma?

¡El Observatorio se está codeando con las mejores instalaciones del planeta para construir uno de los telescopios más grandes del mundo! Es muy importante que se haga el TMT aquí. En la situación que estamos ahora mismo, sería un empuje económico enorme para la isla de La Palma. Son un montón de miles de millones. Si se tiene en cuenta toda la economía que movió la construcción del Grantecan, esto es muchísimo más grande. Puestos de trabajo, mejoras en las vías de comunicación, desarrollo de la construcción, servicios de mantenimiento… y, sobre todo, el nombre que le daría a La Palma tener el telescopio más importante del mundo.